26 de enero de 2012

Lucios del Gállego

El pasado fin de semana volvimos a irnos de pesca. Calzándome el vadeador y mirando a mi querido Alberto, pensaba para mis adentros... "que cojones hacemos aquí, pasando un frío de la leche... con lo bien que estaría yo en mi cama... estamos como un p... cabra....""

El día no acompañaba nada, y a primera hora yo creo que estuvimos pescando a cero grados o a menos algo... Esto es afición y lo demás son leches en vinagre.

En este primer periodo del día no sacamos nada. Cero. A mitad de mañana la cosa se animo y tuve 2 lucios clavados durante unos 5 o 6 segundos, pero al instante se soltaron. Otro de mejor porte me siguió el engaño hasta los pies sin llegar a embocarlo. Me puso las pulsaciones a mil, pero después de un par de lances más, no quiso saber nada más de mí.

Con este poco bagaje llegamos a la tarde. Lo cierto que si hubiese conseguido sacar los 2 lucios que tuve pinchados las sensaciones hubiesen sido otras en ese momento.

Y por fin, tuve una picada en condiciones y después de contar hasta 5, pase ese primer trance que tan mal se me estaba dando. El lucio parecía bueno e inicialmente no pude moverlo mucho. Poco a poco lo fui acercando a mi posición, era un buen ejemplar. No lo pesamos ni medimos pero estaría en torno a los 5 kilos de peso, o incluso un poco más.


En su vuelta al agua le hice algunas fotos más.




Y se fue por donde vino.
Mientras Alberto se dedico a pescar con swinbaits y consiguió varias capturas, además de un cocolucio que le siguió el señuelo hasta los pies.


Otra jornada más, con no muchas capturas, pero de calidad.