Hoy me he escapado a uno de esos rincones en el que es muy difícil cruzarse a alguna persona o pescador. Me despido hasta el año que viene de este singular río que año tras año me ofrece truchas, no muchas, pero de alta calidad.
Este año el final de temporada está siendo gris. No se si es por que el tiempo ha cambiado y el calor que hace es más propio del típico agosto que de septiembre.
El caso es que en la jornada se tienen pocas picadas, y cada lance se adivina clave para sacar algo decente. A esto se añade el poco caudal existente lo que delata nuestra presencia a poco que no vayamos por el río como auténticos indios.
He sacado algunas truchas pequeñas, que rápidamente he devuelto al agua, sin fotografiar ninguna... conforme me acercaba al coche me lastimaba no poder tener ninguna foto de estas preciosas truchas y quedaban 2 pocetas por pescar...
En la última poza, al primer lance, y precisamente en una que nunca había pescado nada, me ha picado la siguiente trucha que ha posado para la foto.
Buen final, para un mal día de una temporada aceptable en este pequeño rincón truchero.