Con la imagen de los lucios saltando por los aires, estuve toda la semana saboreando los buenos lances que había tenido.
Pese al mal tiempo, el viernes pasado y después de salir de trabajar, no pude reprimir mis ansias de pesca. Por la tarde decidí acercarme a echar unos lances. La tarde pintaba muy mal. Hacía frío, mucho aire y a ratos llovía. Toda la semana esperando al fin de semana, y el embalse era un mar embravecido.
Tenía que buscar zonas más calmadas donde mojar mis señuelos, ya que el oleaje era importante. Después de probar varios artificiales, un bass me sorprende y entra al engaño poco antes de sacarlo del agua. Mi primer bass extremeño. No es grande pero me hace una ilusión tremenda.
Al poco un par de lucietes se animan a entrar e ir divirtiéndome la jornada.
Llegaba una hora sin picadas. No tenía muy claro el por que… cosas de la pesca. Voy lanzando sin mucha motivación, y en esas que el zigzagueo del paseante desaparece en una picada espectacular, parecía que me había picado el monstruo del lago Ness. Al poco de clavar, no consigo acercármelo a la orilla, parece una buena pieza.
Después de un salto en el que el lucio salió entero fuera del agua, consigo orillarlo y hacerme con el. Tendrá unos 3-4kg y hasta el momento es mi captura mayor. La picada y el salto que dio durante la lucha, me puso los pelos de punta.
Para finalizar algún bass más pude engañar,
y con un atardecer calmado recogí los aparejos hasta el día siguiente.