El tiempo anda un tanto revuelto las últimas semanas, un verano un tanto descafeinado. Sin embargo las ultimas lluvias seguro que no han caído en saco roto, y han venido muy bien.
Aprovechando que el sábado por la mañana no tenia nada que hacer, me fui a perderme un rato por el río. Como siempre, la soledad es la mejor de las compañías y las horas se vuelven minutos.
Costo sacar la primera trucha, pero al final salio y volvió por donde vino.
El río, un pelín mas alto de lo normal, tenía un aspecto muy bueno. No estaba siendo la mejor jornada de la temporada, es más, estaba rozando en ser una de las peores. Sin embargo, en esto de la pesca, un lance lo cambia todo.
Una pequeña tabla, que empezaba en poza, con un árbol cruzado, y un arbusto que a modo de paraguas tapaba parte de la superficie pescable, se hallaba ante mi. Como siempre lance a la cabecera de la corriente, y tratando de pasar la cucharilla lo mas cerca del arbusto. Por arte de magia una sombra bastante grande sale de debajo del arbusto, y de un bocado, se come el señuelo. Clavar y la trucha salta del agua chapoteando sin parar... el corazón se acelera, mano a la sacadera y sin darle tregua a la trucha, en unos segundos la trucha en la sacadera... menudo captura!! Le hice varias fotos, hasta que posteriormente la devolví al agua.
Calculo que estaría en los cuarenta y tantos centímetros. Que subidón de adrenalina. Muy contento por la captura, sigo pescando, y a los 5 minutos, clavo otra trucha similar. Estuve en mala postura y las fotos salieron horribles. Era más pequeña que la anterior, pero los 40 centímetros no se los quitaba nadie.
La racha ahí acabo. Es muy raro sacar 2 truchas de ese calibre en ríos pequeños. Espero que aguanten la temporada y un año mas frecen, ejemplares así son un valor seguro para la especie. Seguí pescado y saque alguna trucha más, pero no digna de mención.
La jornada mereció mucho la pena y desde luego pasare tiempo en olvidarla.
Buena pesca!