La primavera es buen momento para pescar casi de todo. En este tiempo, los siluros comienzan a dar la cara, sobretodo de cara a la freza que tendrán en unos meses.
Han pasado más de 10 años desde que empece a pescarlos, y todavía quedan puntos en el Ebro que son atractivos de pescarse desde orilla con alguna posibilidad de éxito.
Lo que está claro, que el siluro vino para quedarse, y tras un primer periodo de colonización, la población se ha estabilizado en todo el curso del río. Si bien, los ejemplares más grandes habitan en la zona del embalse.